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  Temas pendientes

  Por Camilo Escalona, senador por la Región de Los Lagos

20 de enero de 2011

ImagenFuimos convocados a debatir un tema de gran trascendencia para el país, como es la Reforma a la Educación y tuvimos que adoptar decisiones que pueden influir a largo plazo, sin tener la posibilidad siquiera de hacer mínimas consultas respecto de las dudas que todo proyecto conlleva.

A modo de ejemplo, hay un artículo en la Ley que es muy importante respecto del bono de retiro para los profesores que entrega una cantidad muy significativa de recursos a quien obtenga ese bono: 20 millones de pesos. Sin embargo, de acuerdo con informaciones de representantes del Magisterio, el universo de las personas que va a recibir ese bono es limitado, por las condiciones que  se exige.

En la Comisión de Hacienda -aparentemente, la Comisión responsable de debatir y tratar estos temas en profundidad-, no tuvimos ninguna posibilidad de hacerlo, porque el informe financiero llegó minutos antes de votar el proyecto.

Con el mejor ánimo y la mejor disposición para cumplir con nuestras obligaciones constitucionales y reglamentarias, forzamos la situación con el propósito de poder votar y cumplir, pero se comprenderá que, desde el punto de vista del Senado de la República, no  son en rigor los procedimientos que corresponden.

Me quedo con un gusto muy amargo respecto de los procedimientos que se han utilizado, incluso para evitar que los profesores puedan manifestarse en marzo. Y eso, lógicamente, que acentúa el gusto amargo, porque, de alguna forma, uno entiendo que, si la reforma contiene disposiciones laborales significativas que tienen que ver con el destino de los profesores, lo elemental es que se tomen con el acuerdo de los profesores porque esta es una reforma laboral.

Se están modificando derechos que los profesores tienen hace mucho tiempo, prácticamente 20 años. Además existe un tema de largo plazo porque, sin regulación, la educación particular subvencionada va a seguir creciendo. Pero no la que da una educación de calidad.

En todos los lugares, en todos los países donde hay una educación particular subvencionada significativa hay regulaciones, que aquí no existen; y que dicen relación con el universo, con la matrícula; otorgamiento de los permisos, entre otras.

Ese tema no tiene ninguna respuesta, como las que se habían sugerido en este proyecto de ley. Es decir, muchos de los que pensamos que la educación pública ocupa ya un lugar desmedrado en el país, tenemos la legítima preocupación de que eso va a seguir acentuándose en el curso de este año y en el futuro. Nadie impide que sigan creciendo esos colegios, a los cuales van los niños más pobres, y a los cuales se les entrega la educación más mala.

Se están entregando 60 mil millones de pesos para el fondo de retiro del Magisterio, es decir, la mayor cantidad de recursos está destinada a que  los profesores se jubilen. Pero ni los más viejos son los más malos ni los más jóvenes son los mejores.

Lamento que no haya existido el espacio para que quienes pueden tener una legítima opinión distinta hubiesen tenido la posibilidad de así manifestarlo. Aquí se nos habló de una revolución educacional, y lo que ocurrió finalmente fue una imposición de un proyecto de ley al cual, naturalmente, los partidos de la Concertación concurren por una razón muy simple: porque están puestos entre la espada y la pared.

Esa es en realidad en que hemos estado. Ha sido un círculo perverso. Y aprovecharse de este círculo perverso significa hacer una apuesta política de corto plazo. No es la solución del problema de la educación municipal. No es enfrentar la crisis de fondo de la educación municipal. Significa apostar a una situación estratégicamente incómoda de la Oposición.

No está ni mucho menos asegurado que se detenga la crisis de la educación municipal, porque no se entregan los recursos que se dicen que se entregan, porque esos recursos están esencialmente destinados a un fondo de retiro. Los problemas históricos de la educación chilena quedan, una vez más, bajo la alfombra.

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