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Transantiago y derechos laborales

Por Alejandro Navarro, senador por la región del Biobío

11 de julio de 2014

Imagen foto_00000019El 2 de junio, a las 7 de la mañana, Marco Cuadra Saldías, conductor del Transantiago y dirigente sindical, se quemó a lo bonzo, resultando con el 90 por ciento de su cuerpo quemado. Debido a sus graves lesiones falleció el 27 de junio. Minutos antes de prenderse fuego, dijo: “Esto es por los trabajadores, para que se marque un precedente”. Segundos después de su sacrificio, agregó que lo hizo “por nuestros compañeros. Cómo abusan, no nos pagan la quincena, nos echan a los sindicalistas, nadie reclama, ¡hasta cuándo, compañeros!”.

                       

La Ministra del Trabajo y el Ministro de Transportes lamentaron públicamente estos hechos. Pero no basta con lamentar, hay que actuar. Hay un gran incumplimiento, no solo en el servicio que presta el Transantiago -que cuesta 800 millones de dólares a todos los chilenos- sino también un grave incumplimiento de los derechos laborales.

                       

Los dirigentes han hecho las denuncias, las fiscalizaciones no han tenido resultados. El transporte público es uno de los sectores que menos cumple con la protección de los derechos de los trabajadores. En el sistema hay diversos tipos de contrataciones. El pick time 20 horas, el part time 30 horas y el full time 45 horas semanales. Pero a los conductores los revientan con horas extras para que puedan incrementar sus salarios.

                       

Los sueldos son bajos, variables, pues más del 50 por ciento del salario es por bono. Los choferes pierden el bono si presentan licencias médicas, lo que los obliga a trabajar enfermos o automedicarse. Y si el chofer falta un día le descuentan 70 mil pesos, y si llega atrasado sobre diez minutos le descuentan 40 mil pesos. Presentan sueldos y horas extras impagas y deudas de cotizaciones previsionales.

                       

Se ha implementado el uso y abuso de sindicatos de protección patronal, que en vez de velar por el intereses de los trabajadores, velan más bien por sus propios intereses al servicio de la empresa. Esto ha generado multiplicidad de sindicatos en cada empresa del Transantiago. Aunque no hay cifras oficiales se dice que son 800 sindicatos para 16 mil trabajadores, dejando en claro que allí hay una distorsión absoluta del rol del sindicato.

                       

Se han iniciado muchos juicios en contra de las empresas y, en forma solidaria, en contra del Ministerio del Transportes, por incumplimiento de las leyes del trabajo, pero siempre son exonerados por los tribunales. El fundamento de las acusaciones radica en que los contratos del Ministerio con las empresas permite cláusulas que obligan a las mismas a dar cumplimiento a todas las normas laborales, lo que se traduce que en la práctica el Ministerio solo se inmiscuye en el pago de remuneraciones y cotizaciones previsionales, no así del resto de los graves incumplimientos. En los reglamentos internos las empresas se autocalifican como “de proceso continuo”, pero no respetan la lógica de colación y descanso.

                       

En el futuro próximo vamos a votar nuevamente el financiamiento del sistema. Cuando hicimos el Transantiago era para que los trabajadores del volante estuvieran más descansados, se preocuparan solo de conducir. ¡Nada de eso ha ocurrido! Si no ponemos atajo hoy a esta situación, lo vamos a lamentar. Porque van a suceder hechos incontenibles, va a haber una verdadera explosión social. Y, en definitiva, eso tendrá responsables. Mientras se seguirán entregando millonarios recursos al Transantiago, un sistema que no cumple con la calidad del transporte y que abusa de sus trabajadores.

 

 

 

 

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