Click acá para ir directamente al contenido

Transantiago y recursos para las regiones

Por Juan Antonio Coloma, senador por la Región del Maule.

23 de agosto de 2013

Imagen foto_00000019Esta es la cuarta vez que se legisla respecto de la peor política pública que ha existido en nuestro país, y que tiene su origen en un intento estatista de cambiar los incentivos respecto del transporte y terminar con un instrumento respecto del cual creo que a esta altura, casi sin excepción, hay un sentimiento de vergüenza.

 

No me cabe duda que los esfuerzos que se han hecho en estos últimos años respecto del Transantiago y que se han plasmado en las tres legislaciones anteriores buscaban, precisamente, darle un sentido a este sistema de transporte, generando los incentivos económicos necesarios para aquello, pero también busca rediseñar, renegociar contratos, focalizar operaciones, aportar a reducción de déficit, ser más flexibles respecto de algunos de los requerimientos que este proyecto original tenía.

 

El Gobierno y el ministro nos vienen a decir algo que es duro, pero que es real: que esto es una política pública, claro, que para mejorar necesita una cantidad de recursos mucho mayor incluso que lo que se había calculado en todos los cuadros anteriores.

 

Estar aprobando un proyecto que aumenta de 230 mil millones a 380 mil millones de pesos el gasto anual por aplicación del mecanismo del subsidio es una cantidad impresionante, respecto a lo cual uno tiene dos alternativas: uno, decir: “bueno, por qué no volvemos a lo que antiguamente existía”, cosa que es una alternativa que, para ser franco, varios la hemos pensado y en una de esas podría reformularse, pero claramente con un costo alternativo en este período muy complejo.

 

Y lo otro es tener que aprobar este proyecto, respecto del cual nadie puede sentirse especialmente orgulloso, pero sí agregarle elementos que generen un bienestar en las regiones equivalente, a lo menos en materia tarifaria, o en calidad de los servicios, a lo que este subsidio produciría, si bien no en eficiencia sí a lo menos en estándares mínimos.

 

Consulté mucho dentro de la región; me reuní con representantes del gremio de transporte en la provincia de Talca y Curicó- y yo creo que ellos apuntan con razón a que a pesar del efecto deplorable de esta política pública a lo menos para efectos regionales, en la medida que haya una mayor flexibilización puede ser un mecanismo eficiente para bajar tarifas o para impedir que estas suban y para mejorar condiciones de transporte, llámese la calidad o el año de los buses o las micros y generar una mejorías sustancial en los caminos, que al final se traduzca en un beneficio para la comunidad.

 

En esa lógica, aprobé este proyecto de ley, no sin esa sensación, de angustia de seguir horadando o seguir generando un forado muy importante en las finanzas públicas, que si se hubiere hace algunos años atrás planteado de otra manera, se traducirían, obviamente, en beneficios muy sustanciales para los sectores más desposeídos o medios de Chile.

 

Cuando uno hace un cálculo de cuánto le ha costado el Transantiago a Chile y cuánto le va a costar en los próximos años, cuando uno habla de 14 mil o 15 mil millones de dólares, yo por lo menos creo que la capacidad de asombro todavía tiene que importarnos.

 

Entiendo que el Gobierno está ante una situación de no poder dar marcha atrás, porque este es un proceso que lamentablemente tiene lógicas que no son fáciles de reimplementar, y yo valoro que se haya oído lo que varios parlamentarios regionales, transversalmente, hemos planteado respecto de la flexibilidad que el uso de esos recursos en este Fondo de Apoyo Regional que se haga para financiar el transporte, la conectividad, el desarrollo regional se hallan recogido adecuadamente en este proyecto de ley.

Imprimir