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Cambio de Régimen

17 de enero de 2012

Nunca me lo hubiera soñado, pero he expresado mis felicitaciones más sinceras a Carlos Larraín a raíz de su planteamiento en contra del presidencialismo actual, que manifestó en entrevista a Cooperativa y de lo que me informé en esta mañana. Desgraciadamente, este diario electrónico ha sacado la nota con los comentarios respectivos, pero hay que reiterar la buena senda que implicaría el compromiso de Larraín y su partido por el cambio de régimen político.

 

Debemos abogar por la instauración de un sistema parlamentario, el que existe como expresión de democracia en los 5 continentes, desde Japón a Canadá o desde Suecia a Nueva Zelandia, pasando por India, Israel y toda Europa y que es el que caracteriza a las principales democracias del planeta. La única excepción es Estados Unidos, del que sólo somos una mala y fracasada copia, debido a nuestra condición de patio trasero, que debiéramos dar por superada.

 

En un régimen parlamentario, el gobierno nace del Parlamento, donde se expresa la soberanía popular y, consecuentemente, siempre gobierna la mayoría, porque si quienes ejercen el gobierno pierden la confianza de este órgano auténticamente representativo, el gobierno cae y es   reemplazado por otro, de acuerdo a lo que determine la mayoría parlamentaria, lo que no significa ni representa ningún trauma, porque la oposición parlamentaria al gabinete en funciones, está siempre a la expectativa y, por tanto, preparada para ocupar su lugar, lo cual, implica que sólo permanecen en el Parlamento aquellos legisladores que se demuestran activos y eficientes.

 

Ciertamente, la opción parlamentaria implica cambiar el fraude del binominal por un sistema electoral auténticamente democrático, i. e.,  uno donde la mayoría expresada por los votantes se refleje como tal y no se oculte en la representación parlamentaria, como hace el binominal (33%=66%).  Asimismo, se da la separación entre el gabinete gobernante dirigido por un primer ministro o jefe de gobierno y la jefatura del Estado, que queda entregada al monarca o al Presidente de la República, como ocurre en Alemania, España, Italia o cualquier país con sistema parlamentario de gobierno.

 

Rafael Enrique Cárdenas

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