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Turismo y desarrollo social

Por Antonio Horvath, senador por la región de Aysén

30 de septiembre de 2016

Imagen foto_00000019El turismo se ha ido transformando de un modo creciente en uno de los ejes de desarrollo del país y sus regiones. Entre 2014 y 2015 la cantidad de personas que ingresó al territorio nacional a través de los distintos pasos fronterizos, aumentó de 3 millones 674 mil 391 personas a 4 millones 478 mil 336 turistas, lo que representa un incremento de 21,9%, cifra que para junio de este año ya alcanzaba una proyección de 27,5%.

 

Este incremento se manifiesta en regiones atractivas, tanto interna como externamente, como es el caso de Aysén, cuyo crecimiento entre el mismo período (2014-2015) llegó a 45,1%. En efecto, en 2014, 78.962 personas visitaron la región, mientras que al año siguiente lo hicieron 114 mil 197 turistas, según cifras de Sernatur.

 

Chile, con su gran diversidad, que representa un país que va desde el Polo Norte, atravesando Escandinavia, Europa y el Mediterráneo, hasta el centro de África, y que incluye islas oceánicas más polinésicas, se convertirá en un foco de atracción en un mundo cada vez más contaminado y excesivamente urbanizado.

En este sentido, un juego relevante lo cumplen las áreas protegidas, tanto públicas como privadas, y el sector rural. Éste último se ha ido despoblando en forma creciente cada vez más y su futuro está en el turismo rural, en la biodiversidad y en el sello de origen y trazabilidad de sus productos y servicios.

 

 Con motivo del Acuerdo del Mercosur, en el Senado logramos una serie de medidas para incrementar la productividad y la atracción de este sector. Así es como surgen los programas de recuperación de suelos, de limpieza, de campos, de cercos, forestación, galpones, mejoramiento genético y otras múltiples actividades.

 

Con el Fondo Espejo del Transantiago gradualmente se ha logrado mejorar la conectividad terrestre y digital; y subsidios aéreos, marítimos, lacustres y fluviales.

 

Por esta vía es que el sector rural volverá a ser atractivo, en particular para los jóvenes, por el lado de la investigación y aplicación de innúmeras plantas terrestres y acuáticas para fines alimentarios, medicinales, cosméticos, energéticos y otras aplicaciones. Y en su otra rama, el turismo, que hará más atractiva la vida del sector rural y le dará una opción muy singular al turista que quiere regresar a la naturaleza aunque sea para recargar las pilas en urbes cada día más artificiales y congestionadas.

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