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  Un cambio de envergadura

  Por Pablo Longueira, senador por la Región Metropolitana.

23 de diciembre de 2010

ImagenEl Presidente de la República cumple uno de los compromisos más importantes que asumió con la ciudadanía y también con la UDI, porque la idea de crear este Ministerio de Desarrollo Social fue aprobada en el congreso programático de nuestro partido hace aproximadamente un año atrás.

 

Me alegro profundamente de que Chile sea el único país latinoamericano en que discutamos quién ha hecho más por erradicar la pobreza en Chile. El clima en que hemos discutido este proyecto apunta a perfeccionar este gran salto que estamos dando de continuar una línea natural, una madurez propia de un país que descartó la lucha de clases, para asumir que la pobreza y un país más justo lo vamos a construir con políticas públicas.

 

 Así se construyó ODEPLAN, se pasó a MIDEPLAN, y hoy se crea este nuevo Ministerio de Desarrollo Social.

 

Chile es el único país en Latinoamérica que puede destinar el 1,5% de su producto y permitir que con la implementación del ingreso ético familiar no haya ninguna familia bajo la línea de la indigencia. Y esperamos avanzar también en el futuro para que no haya ninguna familia bajo la línea de la pobreza.

 

Eso es fruto de un modelo económico, es fruto de los grandes consensos que ha alcanzado la clase política chilena. Creo que esto es lo que prestigia al país. Y ojalá tengamos la capacidad de tener una mirada de futuro y optimista.

 

La creación de este Ministerio es un cambio institucional en el Estado chileno de una envergadura pocas veces vista. Porque actualmente tenemos una estructura de Ministerios sectoriales con un gran Ministerio, como es el de Hacienda, que cruza a todas las reparticiones públicas, y en especial la poderosa Dirección de Presupuestos. La creación de este Ministerio de Desarrollo Social que cruza a los Ministerios, por las políticas que abarca, va a ser un equilibrio fundamental en la asignación de recursos en el futuro.

Por eso que tenemos que empoderar a este Ministerio, de tal forma de que pase a ser una repartición que sea capaz de evaluar, elaborar las políticas públicas, y que éstas sean evaluadas antes, durante y después de su aplicación.

 

Por otra parte, la creación de dos Subsecretarias es fundamental. Una Subsecretaría de Evaluación Social va a permitir asumir con rigor esa evaluación, porque cuando se empieza a perder este rigor se empiezan a desfocalizar los recursos en aquellos más necesitados. Además, tendremos una Subsecretaría de Servicios Sociales, que agrupa a los discapacitados, los adultos mayores, la juventud, las mujeres y todas aquellas organizaciones del Estado que requieren políticas públicas específicas para contribuir a una sociedad más justa.

 

Sin embrago, me gustaría que pudiésemos discutir algunas modificaciones que son fundamentales. En primer lugar, creo que la CONADI debe terminar y pasar a ser un servicio equivalente al SERNAM. Demos un paso intermedio a un ministerio, como plantean algunos, que tengamos un Servicio de los Pueblos Originarios que permita dictar políticas públicas, que tenga rango ministerial exactamente igual como lo hemos hecho en el caso del SERNAM.

 

También soy absolutamente partidario de pasar lo que era antiguamente el CONACE, y que hoy está siendo modificado de una corporación a un servicio nacional no solamente hoy día sobre las drogas, sino que también incluimos el consumo del alcohol. Las políticas públicas en esta materia también debieran estar bajo el alero de este Ministerio y no bajo la cartera de Interior, que tiene una visión mucho más de represión y de abordar este tema en una política completamente distinta a una visión del desarrollo humano y social.

 

En ese marco, también creo que debiéramos discutir si pasamos el SENCE a este nuevo Ministerio, porque creo que debiésemos vincularlo más al trabajo que al desempleo.

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