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  Un medio de comunicación capaz de dar una mirada completa de la sociedad chilena

  Por Jorge Pizarro, Presidente del Senado

22 de octubre de 2010

ImagenEn un lejano 1917, el político, abogado y periodista liberal Eliodoro Yánez, lideró la fundación del diario La Nación, como medio de información alternativo al monopolio ideológico de El Mercurio o El Diario Ilustrado, entre otros periódicos conservadores de la época. Yánez decía que La Nación debía dar cobertura a los "problemas sociales" que aquejaban a una evidente mayoría de la población chilena que sufría los rigores de la cuestión social en las postrimerías del siglo XIX, y los desacomodos del desarrollo económico.

 

La dictadura de Carlos Ibáñez del Campo expropió el diario y lo convirtió en un medio de difusión de Gobierno, lo que marcó un estigma que cargó durante los años siguientes. Esto en ningún caso invalida o debilita la idea de su fundador de hacer de La Nación un medio de información social que busque dar respuesta al debate de los problemas nacionales, desde una perspectiva alternativa de los monopolios ideológicos que cruzan a los medios de comunicación chilenos y que sea capaz de dar una mirada completa de la sociedad chilena.

 

No es necesario matar al diario La Nación ni tampoco reducirlo a una mera y limitada edición digital. Mucho se puede discutir acerca del futuro e impacto que tendrán los medios de información social en pleno despegue de la revolución tecnológica. Sobre esto, muchos sostienen que los diarios de papel no tienen viabilidad en una sociedad que se digitaliza de manera creciente, pero por el momento, Chile y buena parte del mundo sigue dependiendo de discursos sociales que se conocen en soportes que aún son masivos, como el papel, versus otros que son de elite, como la Internet.

 

Es necesario avanzar hacia un estatuto similar el de Televisión Nacional, como canal público, para el diario La Nación. Es perfectamente posible tener un modelo de gestión que permita dar vida a un diario que entregue una "Visión Nacional" del país, una mirada íntegra del desarrollo económico del país, grupos sociales, grupos étnicos, y toda la diversidad chilena, de modo de tener un espejo y un relato común de nuestra historia.

 

Acá no sólo se trata de terminar con la práctica que inauguró tal o cual Gobierno en materia de utilización con fines políticos de un medio de comunicación. Se trata de dar a Chile la posibilidad de tener un diario, eficiente, pluralista, diverso y comprometido con Chile, con todo Chile. La experiencia de TVN es señera y digna de seguir; puede haber divergencias, pero pocos pueden sostener que el modelo de TVN no ha sido exitoso. Toda la sociedad chilena, con sus distintas visiones de la historia pasada y del futuro, debe y puede verse reflejada en un medio de comunicación que nos interprete a todos y a todas. Ese fue el sueño de Eliodoro Yánez hace 93 años, sueño que sigue muy vigente al igual que todo el espíritu del Bicentenario.

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