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  Un paso para un cambio mayor

  Por Hernán Larraín, senador por la Región del Maule.

2 de diciembre de 2011

ImagenAl escuchar las opiniones de los senadores de la oposición respecto del Presupuesto, cualquiera creería que es una mera continuidad o que el Gobierno no se atrevió, por esta vía, resolver problemas muy centrales, entre otros temas, el de la educación.

 

 Me parece que esos comentarios no son justos y tampoco son reveladores de toda la verdad de lo que ocurrió. No son justos, porque, como señaló un senador, estuvimos a 130 millones de dólares de llegar a un acuerdo. Entonces, ¿por 130 millones de dólares vamos a cambiar del blanco al negro? No me parece que sea justo el comentario.

 

Y tampoco me parece que revela toda la verdad. Quienes hemos leído la prensa, sabemos que hay otras razones por las cuales no se llegó a acuerdo y que son diferencias muy sustanciales que hubo al interior de la Oposición.

 

Por otra parte, creo que la crítica opositora al diagnóstico que se hace a través de la mirada en la educación, no es debidamente justa respecto de sus propias responsabilidades. Hay algunos senadores que han hecho la autocrítica, pero en general la actitud de quienes hablan sobre la situación de la educación chilena parecieran pertenecer a una misión de la OCDE o cualquier otro organismo internacional, porque no tienen responsabilidades en el desastre que ellos denuncian que hay hoy día.

 

Creo que hay que tener un poco de pudor y vergüenza. Porque de lo que se trata es de corregir una situación que es delicada, más allá de quiénes sean responsables. Pero quienes son responsables, hoy día no pueden tomar una actitud olímpica y criticar el que no se hayan resuelto en este Presupuesto todos los problemas de la educación chilena.

 

Yo soy partidario de una profunda transformación en la educación. A mí no me llegan estas divisiones de que los de la Derecha, que los del Gobierno, los de aquí, los de allá. No, aquí hay gente que tiene un compromiso con la educación de mucho tiempo. Algunos lo tenemos de siempre.

 

Y, por lo tanto, advierto que lo que pasó este año fue una real oportunidad, porque los estudiantes pusieron el tema de la educación en el tapete. Y todo el tema educacional, porque los "pingüinos" el año 2006 solamente focalizaron el tema en la educación media, fundamentalmente.

 

Ahora la discusión se centró más en la educación superior, pero nos ha permitido visualizar que el problema es de todo el sistema educacional. Y por eso mismo creo que estamos en condiciones de asumir esta tarea, de asumir esta responsabilidad. Para eso estamos disponibles.

 

Lamento que los llamados que hizo el Congreso, que hicimos juntos, hace cuatro meses atrás a los propios estudiantes y al Gobierno para que tuviéramos una instancia de debate aquí, no hubiesen sido escuchados. Porque habríamos avanzado mucho más rápidamente en construir un acuerdo profundo. Siento que hay mucho más acuerdo que desacuerdo, hay mucho más entendimiento que desentendimiento, con los propios estudiantes, con el Gobierno y con los parlamentarios de la Oposición.

 

Voy a seguir en ese afán, de poder insistir hasta que lleguemos a algún entendimiento, porque creo que en materias educacionales las mayorías circunstanciales no le pueden imponer a las minorías los proyectos educativos, porque están fundados además en visiones complejas de la sociedad. Tenemos que hacer un esfuerzo por construir, porque las transformaciones reflejen aquel paradigma que nosotros queremos para la educación chilena, de acuerdo a la realidad actual.

 

En ese sentido, no quiero entrar en debates específicos, como por ejemplo, si acaso están bien o mal otorgadas las becas porque se están otorgando muchas para instituciones que no pertenecen al CRUCH. Porque ahí a lo mejor tenemos una diferencia. Cuando uno busca becas de gratuidad total para alumnos que no pueden pagarlas, lo estamos haciendo por la calidad socioeconómica del alumno, por su situación personal o de su grupo familiar, y no por la institución a que pretenden estudiar. Porque un alumno es tan pobre o tan humilde estudie en un IP, CFT, en una universidad privada o en una universidad estatal. Lo que queremos es ayudar a ese alumno a que logre acceso a la mejor educación que él quiera tener. No lo podemos obligar a entrar en algunas universidades que tienen beneficios categoría A y otras que tiene categoría B. No me parece que eso sea justo.

 

Tampoco me parece justo decir que se ha postergado el apoyo a la educación escolar, que es como la pariente pobre, en circunstancias de que se ha llevado cerca del 50% del mayor aporte que se le ha dado a la educación a través de este incremento.

 

A pesar de que comparto de que este aporte económico no es todo lo que uno quisiera, para haber dado la señal más poderosa posible a través de la Ley de Presupuestos, es una señal. Y eso es lo que hay que reconocer. El Ejecutivo hizo un esfuerzo, lo hizo el Ministro de Hacienda y la Dirección de Presupuestos, lo hizo el Ministro de Educación, que lo buscó con mucho afán.

 

Yo habría querido un aporte mayor. Lo hemos planteado como Alianza en un documento que le hicimos entrega en su momento al Gobierno, para que tuviera en consideración lo que nosotros pensábamos. Pero entiendo que se hace lo que se puede. Y lo que nosotros hemos hecho es dar señales en cinco áreas que nos parecieron esenciales: en educación preescolar, en la educación escolar a través de las subvenciones, en la educación técnico-profesional, en becas y créditos para la educación superior y en la educación pública.

 

En esos cinco ámbitos se dieron señales concretas y positivas que a mí me parecen muy valiosas.

Pero quiero decir que a pesar de que hubiésemos querido más, el tema es haber dado el primer paso de un camino que, para mi gusto, es irreversible en el avance en la profundización de las reformas educacionales.

 

Faltan muchas cosas que no son materias presupuestarias, pero estamos recién en los albores de una gran transformación educacional.

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