Click acá para ir directamente al contenido

  Un remezón al sistema político

  Por José Antonio Gómez, senador por la Región de Antofagasta

18 de noviembre de 2011

ImagenEl proyecto sobre inscripción electoral automática y voto voluntario es, sin duda, uno de los más importantes que se va a decidir en el Parlamento.  Y lo votamos en el Senado porque existe un acuerdo político entre la Oposición y el Oficialismo, en torno a reformas políticas como el voto de los chilenos en el exterior.

 

Quiero recordar que en un principio, teníamos una dificultad sobre la postura del Gobierno de establecer criterios de vinculación respecto de los chilenos que están en el extranjero para poder votar. El Gobierno había planteado como requisito una cantidad de meses que tenía que estar la persona en Chile antes de votar, lo que significaba venir casi una vacación completa o tres semanas por año a Chile para poder manifestar su voto.

 

Finalmente, terminamos en el acuerdo que los chilenos que están en el extranjero van a poder votar en las elecciones cuando se inscriben o manifiesten su voluntad en el consulado, para los efectos de que exista el registro suficiente de quienes están en disposición de votar en los consulados. No hay ninguna otra fórmula. Esa fue la razón por  la cual se destrabó este proyecto sobre inscripción automática y voto voluntario.

 

Es importante establecer que el Ministro Cristián Larroulet también se comprometió -y así lo dijo en  la Comisión de Constitución- que paralelamente a este proyecto  iba  a tramitar el otro que está en la Cámara de Diputados para los efectos de que terminaran en el mismo período ambos, de modo que se pueda votar en las elecciones los que están en Chile como también los que están en el extranjero.

 

En ese sentido, quiero manifestar claramente que no es aceptable que aprobemos este proyecto y que finalmente el otro quede guardado en un cajón y no se cumpla el compromiso. Por eso espero que el Ministro, representando al Gobierno, cumpla este acuerdo.

 

Por otra parte, considero que este proyecto debiera tener necesariamente un componente de educación y que los estudiantes en las escuelas y en los colegios tengan educación cívica y se manifieste claramente la necesaria voluntad que debe existir en ellos de participar en las elecciones. Ello permitiría que los cinco millones de votantes nuevos manifiesten su opinión y le den la fuerza necesaria a todos aquellos que quieran participar en la elección.

 

Se requiere de un proceso de educación y que los jóvenes sepan que la política, aunque la vean a distancia, es tan importante para el futuro del país, que requiere que participen con su voto para determinar quiénes son los legisladores y los gobernantes que van a llevar adelante los proyectos que esperan que el país desarrolle.

 

Por eso que no votar y, a veces no participar, permite que existan instituciones que se mantienen pétreas con el tiempo y no logran la renovación y la participación de otras instancias distintas a las que se organizan a través de los partidos políticos.

 

También me parece indispensable que existan los incentivos necesarios para que la gente vaya a votar, porque necesitamos que la gente tenga la decisión de participar. Si al final de la historia, la votación del ciudadano determina quién está sentado en el Congreso, cómo se hacen las leyes y quién está sentado en La Moneda y cómo se gobierna. Por eso que es tan importante que este proceso tenga la suficiente fuerza y participación de los ciudadanos para se produzca un remezón en el sistema político.

 

Por otra parte, Chile es reconocido internacionalmente por su capacidad de decisión en materia de elecciones en un corto plazo. Aquí no es como en otros países que se demoran dos, tres días o una semana para decidir. Y este proyecto  tiene una serie de cambios que van a requerir del Gobierno tener la suficiente claridad y  un trabajo serio y responsable para no perder el prestigio que Chile tiene internacionalmente en relación con las votaciones.

 

No me cabe duda de que este país requiere que en el Parlamento exista la diversidad y eso lo permite, sin duda, un sistema proporcional, y no lo permite jamás un sistema binominal como el que tenemos hoy día y menos aún, un sistema uninominal. Un sistema como el binominal o el uninominal no da esas garantías.

Imprimir