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  Un rescate que marcará la historia

  Por Jorge Pizarro, Presidente del Senado

15 de octubre de 2010

IImagenronías del destino, la mina San José es un mineral de cobre y oro y lo que presenció el mundo ayer, fue la extracción de 33 mineros de un metal más valioso que todos los que conoce la humanidad. Sin duda que este rescate marcará la historia de nuestro país para siempre y dejará grabado en el suelo y en el corazón de todo Chile, la idea de que esta nación es capaz de todo. Pero hay importantes aprendizajes que asumir.

Lo primero es que en Chile las cosas deben hacerse bien. Es cierto; el derrumbe fue producto de una mala política productiva de una empresa que aparentemente privilegió la rentabilidad por sobre la seguridad de sus trabajadores. Pese a ello, el mundo entero pudo presenciar la calidad, profesionalismo y excelencia con que las cosas y las tareas se acometen en Chile. Ese es un capital que no podemos dejar pasar y más allá de la espectacularidad del rescate, lo que tenemos que entregar como señal, es que en este suelo es posible el desarrollo de alta tecnología, de ingeniería de precisión, de método y de investigación y también de gestión de punta.

La primera enseñanza es que Chile tiene todo un potencial en materia de tecnología, industria y desarrollo. Al rescate llegó maquinaria y sistemas de Austria y Estados Unidos, lo que nos indica que somos capaces de aliarnos con las mejores economías del mundo para agregar valor en materia de producción industrial. Como Estado, como sociedad, debemos iniciar una conversación acerca de cómo potenciar estas alianzas y qué cosas nos faltan para llegar a ello y dar un salto en desarrollo social y productivo.

Lo segundo: nuestros trabajadores han demostrado un profesionalismo, responsabilidad y una  vocación por el cumplimiento del deber sin parangón. Junto a ellos, nuestros técnicos e ingenieros mostraron una inventiva, creatividad, certeza y eficiencia de categoría mundial. Este es también un capital invaluable como nación que debemos saber proyectar. Es necesario redefinir completamente nuestra mirada y la política pública en materia de capital humano; no hacerlo, no apostar de manera masiva, robusta y permanente por la capacitación y perfeccionamiento de nuestros trabajadores, técnicos y profesionales, es dejar pasar una oportunidad de tener una fuerza laboral de primera línea.

Mucho se ha hablado y anunciado sobre un nuevo trato en materia de seguridad laboral, pero lo cierto es que el problema debe abordarse desde una perspectiva mucho más profunda y no influenciada por esta lamentable coyuntura. "Que esto no suceda nunca más", le pidió al Presidente Piñera el jefe de turno Luis Urzúa y para que ello ocurra, es imperioso que debatamos como país acerca de cómo se hace empresa, de la responsabilidad del sector empresarial, de la legitimidad de la rentabilidad a toda costa, del cuidado del capital social, humano y medio ambiental, y de cómo aseguramos una sociedad justa, profundamente justa.

Es bueno y felicitamos el esfuerzo del Gobierno por propiciar cuanto antes un nuevo trato en materia laboral, pero el debate no sólo es acerca de normas de seguridad, sino de cómo las empresas, sobre todo los grandes conglomerados económicos y las industrias estratégicas de Chile, aportan de manera real, equitativa, justa y con perspectiva de desarrollo.

La hazaña de Atacama es histórica. Chile es un país único y la oportunidad de ser una mejor nación está al alcance de nuestras 17 millones de manos. Por los mineros que fueron rescatados, por los que quedaron sin su fuente de trabajo, por los más de 30 que ya han muerto en accidentes mineros y por todos los que han sufrido en faenas riesgosas, hagamos un esfuerzo para hacer de Chile un mejor país para todos.

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