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Una Nueva Constitución

Por Pedro Araya, senador por la Región de Antofagasta

13 de noviembre de 2015

Imagen foto_00000019Hemos conocido la decisión del Gobierno de iniciar un proceso constituyente que tiene como objetivo, a partir de la participación de los ciudadanos y por las vías institucionales, generar una nueva Constitución discutida y elaborada íntegramente en democracia.

 

Es cierto que con el correr de los años se han hecho numerosas modificaciones a nuestra carta fundamental y lentamente se han ido desarticulando los enclaves autoritarios y antidemocráticos que consagraba la primitiva Constitución de 1980, así por ejemplo se suprimieron los senadores designados.

 

Pero el corazón de la Constitución del 80, que al final del día consagra el modelo de sociedad y de país en el que vivimos, se mantiene intacto, con los suficientes resguardos constitucionales para que prácticamente no pueda ser modificado por quienes legítima y mayoritariamente resultan vencedores en un proceso electoral.

 

Por estas razones la discusión constitucional, más allá de las formas, debe centrarse en definir adecuadamente las bases de la institucionalidad, derechos fundamentales, estructura del Estado y controles democráticos, y ello resulta del todo necesario porque al final del día son los ciudadanos los que se someten a las reglas del juego que fija la Constitución.

 

Sin duda uno de los temas centrales de la discusión será el relativo al derecho de propiedad donde algunos ya han alzado las voces de que este debe ser un tema que no se toque en la discusión porque niegan que la propiedad pueda tener una función social.

 

Este tipo de vetos que se han levantado, principalmente por un sector del empresariado, resultan impresentable y -sin duda- pretende evitar la discusión de un tema central de la nueva Constitución.

 

Otro desafío está en definir el catálogo de derechos fundamentales y como efectivamente se consagra su protección y su exigencia. No es posible que consagremos, por ejemplo, el derecho a la salud o a vivir en un medio ambiente libre de contaminación y no existan las herramientas jurídicas adecuadas para garantizar su cumplimiento.

 

El desafío de los ciudadanos es participar activamente en este proceso constituyente para que al término de este podamos decir que tenemos una Constitución democrática. 

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