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130 años de la BCN: una Institución moderna, que aporta

Por Hernán Larraín, senador por la Región del Maule

15 de noviembre de 2013

Imagen foto_00000002Los 130 años de vida de la Biblioteca del Congreso Nacional (BCN) testimonian el valor de las instituciones cuando estas prestan contribuciones eficaces que soportan el paso del tiempo.

 

Estudiando derecho, recurrí con frecuencia a los servicios de la BCN para realizar trabajos jurídicos que nos exigían nuestros profesores. Luego, como docente e investigador universitario, continué siendo “cliente frecuente” de ella. Siempre aprecié lo completo de la colección y el buen servicio bibliotecológico. Pasó el tiempo y llegué a solicitar servicios de la BCN ahora como senador, y volví a reconocer la calidad de su trabajo.

 

Pero no sólo por eso, sino que fue capaz de demostrar que la naturaleza de este servicio había logrado cambiar, adaptándose a los nuevos requerimientos. Internet y el acceso directo a las fuentes obligaba a revisar la labor que prestaba en forma tradicional. El tiempo de los usuarios se hacía cada vez más escaso. Era necesario transformarse para seguir haciendo lo mismo, mutatis mutandis. No era fácil, porque los nuevos desafíos no tienen respuesta conocida ni caminos únicos o inequívocos. Había que experimentar, había que atreverse a avanzar atientas, como en una pieza oscura.

 

La BCN lo logró en pocos años. En línea con los grandes directores que ha tenido en su historia, y gracias a la calidad técnica del  equipo que la integra, se dieron pasos audaces e innovadores que permitieron cambiarle su fisonomía para prestar nuevos y mejores servicios bibliográficos, que ahora incluyen elaboración de antecedentes, estudios comparados, investigaciones historiográficas, registros amplios y efectuados por todos los medios posibles, incluyendo audiovisuales y digitales, páginas web con acceso expedito al registro legal más completo del país, entre otras prestaciones.

 

Las Comisiones del Congreso cuentan ahora con la presencia de representantes de la biblioteca en sus sesiones, que aportan antecedentes requeridos durante el trabajo legislativo de una manera insospechada. No existía este servicio hace 15 años, pero hoy no podemos prescindir de él en nuestra realidad cotidiana.

 

Sus colecciones ya no funcionan solo al estilo conocido, adquiriendo libros, revistas y todo tipo de publicaciones especializadas que permiten estar al día de lo que se escribe y publica. Manteniendo ese esfuerzo, se buscan otros caminos que permiten agregar valor y conocimiento al quehacer parlamentario. Eso incluye auscultar y recoger percepciones y pensamientos ciudadanos que se procesan y permiten incrementar el patrimonio cognitivo, que es puesto al servicio de nuestra labor. La organización de debates estudiantiles, representativos de las diferentes regiones, contribuye a la educación cívica y acerca de manera vital y dinámica a los jóvenes a nuestras instituciones políticas, trasmitiendo sus inquietudes e interrogantes.

 

Este nuevo aniversario sorprende al ver a la BCN como una entidad moderna, útil, servicial y accesible, como si fuera una institución fundada en esta época, para los desafíos que vienen. La paradoja es que son muchas las décadas que lleva a cuesta, lo que no ha impedido su renovación constante y su actualización al modo de las mejores bibliotecas en el ámbito internacional, esas que abren surcos en los países más cultos y progresistas, que lideran la acumulación y búsqueda del conocimiento en todas sus expresiones, y que lo entrega en la forma y modalidad que cualquier usuario requiere para su mejor uso personal. Sea éste un estudiante, un académico o un senador.

 

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