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  Chile, el país donde el tabaco captura a los niños

  Por Guido Girardi, senador por la Región Metropolitana

31 de mayo de 2012

ImagenEste 31 de mayo fue el Día Mundial sin Tabaco y Chile tiene el pésimo estándar de tener un 47 por ciento de los niños, que son fumadores entre primero y cuarto medio. No hay ningún país que tenga esta prevalencia de tabaquismo en niños y ese es un tremendo desafío para nosotros.

 

Tener una legislación significa regular y restringir ciertos derechos. Pero la sociedad tiene que establecer prioridades y un determinado bien común.

 

 En los países europeos el tabaquismo en niños es bajo el 20 por ciento de la población infantil. En Chile esto ha venido consistentemente en aumento y la única manera por la que esto ha venido creciendo es porque las tabacaleras están dirigiendo sus campañas a los menores. Es tan así, que si van a locales donde se expende tabaco, muchas veces la publicidad se pone a un metro del escaparate para abajo, para que sean los niños los que la puedan ver. Esto está demostrado como parte de una estrategia global de las tabacaleras hacia los niños, que está prohibida en el mundo europeo.

 

Además, los niños fuman fundamentalmente por imitación de los adultos y mientras más adultos haya fumando, más niños van a hacer lo mismo.

 

Todos los años en Chile mueren 12 mil personas por causas atribuibles al tabaco. Y estas muertes son todas evitables. Muchas de ellas corresponden a fumadores pasivos, es decir, personas que no son adictas a la nicotina, que no tienen la enfermedad, pero que fuman porque son obligadas a inhalar el tabaco, que tiene más de 100 sustancias cancerígenas, producto de que no hay un ambiente cerrado libre de humo.

 

Cuando discutimos la Ley del Tabaco -que por lo demás es un mandato de Chile frente a la Organización Mundial de la Salud- hubo lobby de las empresas que terminó debilitando esta recomendación mundial, que es al menos establecer lugares cerrados libres de humo.

 

Producto de esos cambios, terminamos con una legislación híbrida que permitió fumar en lugares cerrados con ciertas condiciones, por ejemplo en los restoranes. Pero ahí se estableció una situación muy dramática de mayor carga de contaminación de sustancias cancerígenas, de nicotina y de PM 2.5, casi un 1.000 por ciento más para los trabajadores que desarrollan su actividad en los llamados "restoranes para fumadores".

 

Esto, evidentemente, atenta contra la igualdad ante la ley y deja desprotegida a una parte importante de la comunidad.

 

Se ha demostrado que el tabaco no solamente genera enfisema, bronquitis obstructiva, bronquitis crónica o cáncer, sino que también provoca daño al material genético, y hay evidencia de que se puede transmitir de una generación a otra. Un padre que fumó, va a tener un hijo que tiene mucho más riesgo de malformaciones congénitas.

 

Estas evidencias son cada vez más contundentes y son parte de un saber común compartido que no tiene ningún cuestionamiento.

 

Pero necesitamos que también los Parlamentos del mundo asuman la evidencia científica; que haya legislaciones basadas en ella y no en situaciones que, muchas veces, tienen que ver con un conjunto de leyendas que se establecen.

 

Aquí hay voluntad de proteger a la población. Esto no es integrismo. Y la sociedad tiene que tener un Parlamento que ponga por delante y que sea garante de los derechos de las personas.

 

Es por eso que este proyecto que busca contar con espacios libres del humo de tabaco, ha tenido un apoyo transversal de todos los sectores de este Congreso. Pero necesita también de la comprensión y de la priorización del Estado y del conjunto de las instituciones para que tengamos una política pública.

 

Chile no puede tener un 47 por ciento de los niños fumadores. Ese es tal vez uno de los principales problemas de salud, porque si uno junta tabaquismo con obesidad, con sedentarismo, con consumo de alimentos no saludables, vamos a tener una verdadera explosión de enfermedades crónicas no transmisibles que no van a ser posible de erradicar y evitar.

 

En nuestras manos está construir un país mejor. Y los niños pobres son los que tienen más índice de tabaquismo y los que tienen mayor cantidad de enfermedades. Y, por eso, es una prioridad legislar en esta materia.

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