El 24 de noviembre de 1860 se dictó la primera Ley de Instrucción Primaria. Un hito legislativo y social que da cuenta de la incansable tarea para dar cobertura educacional a chilenos y chilenas en el siglo XIX.
En la primera mitad del siglo XIX, la capacidad del Estado estaba enfocada en la organización de las instituciones de la República y los recursos públicos eran escasos para la formación de ciudadanos y para extender la cobertura de la primera escuela. Con casi 800 mil habitantes hacia 1810, en Chile un 47% de la población tenía menos de 15 años y la esperanza de vida apenas se empinaba por sobre los 30 años
La sociedad de la época se caracterizaba también por un alto nivel de analfabetismo (9 de cada 10 chilenos no sabía leer ni escribir) y, por supuesto, era casi natural “la temprana incorporación de los niños a las tareas productivas” ya sea en el hogar en funciones, tales como, costureras, hilanderas, lavanderas o tejedoras; o bien, en el campo como agricultores y pastores. Era común ver a pequeños y pequeñas de apenas 5 años ejerciendo labores en apoyo a la subsistencia de la familia (Historia de la Vida Privada en Chile, pag 242).
Por ello, en los albores de la independencia la educación de los más pobres,se desarrollaba fundamentalmente, en las iglesias. Las historiadoras Sol Serrano y Macarena Ponce de León y el historiador Francisco Rengifo; en su libro “Historia de la Educación en Chile (1810-2010)”, abordan el proceso que llevó a la nueva legislación sobre instrucción primaria, en 1860, y afirman que fue “la primera vez que se plantea un derecho positivo y en que explícitamente se señala que es un derecho de hombres y mujeres. O sea, abre uno de los grandes temas de la democracia sobre cuáles son esos derechos y sobre la igualdad de las mujeres”.
Pero, ¿por qué la ley general de Instrucción Primaria de 1860 aprobada por el Congreso Nacional y promulgada por entonces Presidente Manuel Montt fue un hito legislativo y político?.
En forma inédita se estableció que la Instrucción Primaria se daría bajo la dirección del Estado y que ésta sería gratuita, comprendiendo tanto a hombres como mujeres.
El texto legal estipulaba que, en cada departamento (según el ordenamiento territorial de la época) debían existir una escuela de niños y otra de niñas por cada 2.000 habitantes, instaurando así el principio de la gratuidad de la enseñanza popular.
Consideraba además que "en aquellas aldeas donde no hubiese ese número de habitantes se establecerían escuelas que durarían al menos 5 meses al años". Respecto a los preceptores (profesores) la ley imponía obligaciones e inhabilidades puesto que se les impedía ejercer a "quienes fueran procesados por un delito que mereciera pena aflictiva o infamante o que hubiesen sido condenados a penas de esta clase". Tampoco podían ejercer quienes "hubiesen sido destituidos de sus funciones de preceptor por causa averiguada que comprometiera su moralidad y costumbres".
De este modo por más de medio siglo, esta legislación impulsó de manera concreta, el desarrollo de la instrucción primaria en Chile y el Estado se convirtió en el principal sostenedor de la educación.
El sistema educacional quedó dotado de una estructura centralizada en la que el Estado controlaba la actividad pedagógica y, dividido en dos sectores: la educación primaria pública, a cargo del Estado y las municipalidades; y la educación primaria particular, que abarcaba tanto escuelas pagadas como algunas gratuitas pertenecientes a la Sociedad de Instrucción Primaria y otras sociedades filantrópicas.
"Las prácticas pedagógicas tendieron a separar a los alumnos en cursos y niveles, imponiendo horarios, homogeneizando el uso de textos -como los silabarios- y estableciendo un sistema de premios y castigos, así como evaluaciones anuales del desempeño escolar".
Otro ámbito de transformaciones que significó esta legislación tiene relación con la institucionalización de la escuela como fuente de conocimiento y verdad. Con el fin de formar preceptores (profesores) capacitados para enseñar, se crearon Escuelas Normales en todo el país.
Asimismo, "en la década de 1880, la introducción de métodos pedagógicos desde Francia y Alemania contribuyó a institucionalizar un sistema educativo que cobraba creciente autonomía en relación al conjunto de la sociedad". Este proceso de gestación y consolidación del sistema de educación primaria en Chile se cerró hacia 1920, con la promulgación de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria.
Fuentes y fotografías:
- Biblioteca del Congreso Nacional.
- Memoria Chilena "Los inicios de la instrucción primaria".
- Museo de la Educación Gabriela Mistral.
- “Historia de la Educación en Chile (1810-2010)” Sol Serrano, Macarena Ponce de León y Francisco Rengifo.
- "Historia de la Vida Privada en Chile", bajo la dirección de Rafael Sagredo y Cristián Gazmuri.
- Archivo histórico del Senado.