Desincentivo a las malas prácticas

En el transcurso del mes de abril, se debiera inaugurar, ya terminado, el Hospital de Punta Arenas.

Ese recinto costó 120 millones de dólares.

Con el costo total para el país en licencias médicas fraudulentas, se podrían construir anualmente prácticamente dos hospitales como el de Punta Arenas.

Se podrían construir recintos como el que se debiera hacer en Talca, que tiene un costo de 150 millones de dólares, y tres hospitales como el que hay que hacer en Ovalle, en la provincia del Limarí, Cuarta Región.

El costo que tienen para el país las licencias médicas fraudulentas es demasiado caro: 250 millones de dólares.

Y por esa razón, es que el proyecto que perfecciona el sistema de otorgamiento y uso de licencias médicas hay  que aprobarlo y en forma expedita, porque la iniciativa pasó recientemente, a segundo trámite, a la Cámara de Diputados.

Todos tenemos que hacer un esfuerzo por despachar esta iniciativa tan pronto sea posible. En primer lugar, porque asegura el otorgamiento y el uso de licencias, porque fortalece las facultades que tienen que tener los órganos públicos en materia de control y de fiscalización y porque mejora las atribuciones del COMPIN, lo que obviamente va a mejorar el control de los médicos eventualmente licenciosos.

Esta es una gran iniciativa legal porque, además, permite a la Superintendencia de Seguridad Social, si corresponde, obviamente, investigar e iniciar investigaciones en contra de médicos que van más allá del profesional inescrupuloso, el que habitualmente ejerce la profesión a sabiendas y con un claro propósito de defraudar al Fisco y al sistema.

Por estas razones y porque se establecen multas y un régimen muy robusto de sanciones, de infracciones, es que este proyecto necesita hacerse realidad.

Una vez que la normativa esté vigente no me cabe duda de que será un gran y sabio desincentivo a las malas prácticas y a la Comisión de ilícitos, en nuestro país.