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DÍA INTERNACIONAL DEL TRABAJO: UNA INVITACIÓN A CONSTRUIR

Por Andrés Zaldívar, Presidente del Senado

28 de abril de 2017

Imagen foto_00000013Esta nueva conmemoración del Día Internacional del Trabajo es una ocasión propicia para que reflexionemos acerca de los avances y tareas pendientes que como sociedad tenemos frente a nuestros trabajadores y trabajadoras, y también sobre la forma en que todos podemos contribuir a tener una sociedad mejor. Pero es preciso hacerlo con madurez, ecuanimidad y altura de miras, dejando de lado por un momento la pasión que dan las ideologías y las legítimas aspiraciones tanto corporativas como personales.

 

Lo primero es saludar a todos los trabajadores de Chile, que son quienes mueven al país y aportan día a día a su desarrollo. Son ellos quienes, desde distintos puestos y ámbitos de acción, ya sea como integrantes de una empresa o en su propio emprendimiento y la mayor parte de las veces en forma anónima, dan vida diariamente a múltiples actividades que no sólo nos definen como país, sino que benefician a millones de personas.

 

Pensando en mejorar las condiciones del mundo del trabajo y las relaciones que en él se generan, es que en el último año hemos dado importantes pasos. Está claro que siempre parecerán insuficientes, pero debemos valorar estos avances y esforzarnos por seguir aunando criterios y voluntades para ir por más.

 

Sin duda, la puesta en vigencia de la Reforma Laboral ha sido un hito relevante. Su aprobación no fue fácil; implicó la actuación del Tribunal Constitucional y varios cambios al proyecto original, hasta dar con una fórmula que, con todas las imperfecciones que pueda tener, busca mejorar las condiciones en que los trabajadores negocian con su empleador, ajustando las expectativas e intentando acercar posiciones desde el inicio.

 

Hoy, la normativa da mayor participación a las mujeres en la dirigencia sindical, limita el reemplazo de trabajadores en caso de huelga, incorpora nuevos temas a la negociación colectiva, fortalece los sindicatos, define los servicios mínimos a cubrir, abre posibilidades de flexibilidad laboral, especifica las prácticas antisindicales… En fin, establece una forma de relación más transparente, informada y equilibrada entre las partes.

 

Esta fecha tan significativa, en que recordamos el asesinato de trabajadores que defendían sus derechos frente a una contraparte que ejercía un evidente poder sobre ellos, debe ser también un llamado a repensar las relaciones laborales y concebirlas no como una lucha de fuerzas, sino como la construcción conjunta de un mundo mejor, en que la confianza sea la principal arma de negociación. Esto último no es menor, en un momento en que la confianza de la ciudadanía hacia las instituciones y personas está dañada, en algunos casos con justa razón y en otros debido a acciones o dichos fundados en falacias e interpretaciones antojadizas de la realidad.  

 

Invito a los trabajadores, a los empresarios y al Estado a que continuemos avanzando en ese camino, que todavía tiene muchas piedras y obstáculos que sortear. Seamos todos vivos ejemplos de probidad, espíritu de servicio, honestidad, buenas prácticas y, sobre todo, de respeto a las personas en todas sus dimensiones. Si todos de verdad queremos lo mejor para Chile, podemos lograrlo.

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