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Discurso y lenguaje parlamentario: el contexto y desafíos de la redacción en el Congreso

La Asociación de Taquígrafos realizó una jornada de capacitación que sirvió para reflexionar sobre una actividad bicentenaria asociada al trabajo de la oratoria y la discusión legislativa.

30 de octubre de 2015

Antes de Twitter, de Fabebook, de los satélites, de internet, antes incluso de que las ondas de radio circularan por el territorio nacional, el registro de los debates parlamentarios se llevaba a cabo… a papel y lápiz.

 

En el siglo XIX se denominaban "actas" aquellos escritos que daban cuenta de los acuerdos y discusiones de nuestros primeros cuerpos legislativos. El primer Congreso sesionó el 4 de julio de 1811 y, a partir de esa época surgió la necesidad de llevar un registro del debate parlamentario, para fines no solo de transparencia sino también legales.

 

Por ello, en la sesión del 16 de mayo de 1823 del Senado, se acordó -por primera vez-  el nombramiento de un taquígrafo que prestaría sus servicios en el Congreso Nacional. El problema es que no había ninguno de esos profesionales en Chile y, por lo mismo, este llamado al cargo fue, a la vez, un incentivo para que los jóvenes aprendieran este arte.

 

Un año y medio más tarde, llegaron hasta el edificio de la Real Audiencia, sede del Senado, dos jóvenes taquígrafos: Melchor José Ramos y Francisco Solano Pérez. Ingresaron a la Sala de Sesiones y partieron su trabajo. El 12 de enero de 1825,  fueron confirmados en sus cargos.

 

Imagen foto_00000016Siguiendo este legado, la Asociación de Taquígrafos, que compone la Redacción de Sesiones del Senado y de la Cámara de Diputados realizó  su V Jornada de Capacitación, como parte del esfuerzo en capacitar a sus socios en un oficio que persiste en el tiempo, más allá de los cambios tecnológicos propios de este siglo.

 

En la oportunidad, junto a autoridades de ambas corporaciones se analizó el contexto como elemento coadyuvante del discurso y cómo se expresa en el lenguaje, particularmente en el lenguaje parlamentario.

 

Cabe señalar que "el trabajo legislativo se construye esencialmente de palabras, de una compleja red de textos y discursos, producidos y acordados por los parlamentarios en las distintas etapas del trámite de formación de la ley".

 

Durante la jornada quedó de manifiesto que "esos textos y discursos tienen un carácter específico. Pese a  referirse a materias diversas (educación, salud, minería, energía y un muy largo etcétera), se encuentran bajo un dominio particularísimo: solo se dan en el ámbito institucional del Congreso, mediante acciones reguladas de carácter político-legislativo, y los ejecutan Senadores y Diputados en el cumplimiento de sus funciones".

 

 

 

 

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