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El relativismo moral de la Nueva Mayoría

Por Iván Moreira, senador por la región de Los Lagos

14 de octubre de 2016

Imagen foto_00000019La Nueva Mayoría no solo ha tratado de socavar los cimientos de nuestro exitoso modelo de desarrollo económico, el cual, por supuesto, como toda obra humana siempre es perfectible, sino que también está empeñada en pasar la retroexcavadora en los principios morales que ordenan nuestra sociedad y convivencia.

 

Nuevamente la ideología de una izquierda profunda se ve reflejada en la acción de un gobierno que trata de imponer una visión de la moralidad incluso sobre la legítima opción que tienen las familias para educar a sus hijos.

 

Es lo que ocurrió, por ejemplo, con el beneplácito que le dio el Subsecretario de Salud, Jaime Burrows, a la publicación del manual sobre sexualidad adolescente de la Municipalidad de Santiago. Este manual aborda la sexualidad desde una perspectiva material, desvinculándola por completo de su dimensión espiritual, dejando de lado lo más importante de toda relación humana: el amor y el respeto hacia el prójimo.

 

Muchos me criticarán diciendo que cómo es posible que me oponga a la educación sexual de los adolescentes. No se trata de eso. Estoy a favor de que nuestra juventud se eduque en todos las dimensiones de la persona, pero debe hacerse con respeto a las enseñanzas de cada familia y también con un enfoque integral, sin descuidar la dimensión espiritual de la persona. Por lo demás, así lo mandata el inciso 4 del artículo primero de la Constitución Política de la República, al señalar que el Estado “debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible”.

 

Sin embargo, el gobierno está empeñado en seguir avanzando en sus reformas ideológicas. Así, en ese segundo gobierno de la Presidenta Bachelet se ha insistido en permitir el aborto y en avanzar en el matrimonio homosexual. El acuerdo que como país habíamos alcanzado hace pocos años atrás, bajo el gobierno del Presidente Sebastián Piñera, para regular la vida de parejas del mismo sexo ya es insuficiente para la Nueva Mayoría. Fue solo una trampa para después seguir avanzando por más. Ahora la batalla es el matrimonio homosexual y después la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo.

 

Claramente estos valores no representan el espíritu nacional, pero mediante las presiones y agresiones de grupos minoritarios y con el apoyo del actual gobierno, han alcanzado a convencer a buena parte del país de que nuestra moralidad estaba equivocada. En lo personal, a pesar de los insultos que uno recibe por parte de quienes promueven este relativismo moral, promovido por la izquierda dominante de la Nueva Mayoría, no dejaré de defender mis ideales y principios y seguiré dialogando con respeto frente a quienes piensan distinto a mí en estas materias.

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