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El vaso medio lleno

Por Jorge Pizarro, senador por la Región de Coquimbo

31 de diciembre de 2015

Imagen foto_00000014Ya se acaba el año 2015 y hay que reconocer, tal como lo dijo la propia Presidenta, que este no ha sido el mejor para el Gobierno. Hay demasiadas interrogantes en un escenario político y económico complejo y con una crisis de confianza que se ha instalado en casi todas las esferas de la vida nacional.

 

Por supuesto que preferimos ver el vaso medio lleno, sin que ello signifique que hay que esquivar las dificultades. Por ejemplo, la reforma tributaria ha sido un hito que marcará un cambio a la forma de entender la solidaridad y el aporte al país de los sectores más acomodados. No obstante, debemos asumir que hay que impulsar algunos ajustes a la estructura tributaria, de modo de corregir eventuales problemas que la aplicación de la reforma pudiera traer, en especial a las pymes. Pero la esencia es que este cambio tributario demostró ser absolutamente necesario y justificado para otro de los pilares de este periodo, como lo es la reforma a la educación.

 

Hubiésemos querido darles a las familias chilenas más claridad y certezas de cómo iba a operar este mecanismo, en parte porque el propio programa de Gobierno establecía 2017 como la fecha inicial para implementarla. Los apresuramientos en política, no siempre tienen buenos resultados y prueba de ello fue la presentación que hizo la derecha ante el Tribunal Constitucional que impidió entregar esa gratuidad adelantada, como regalo de navidad a las familias chilenas.

 

El problema es que tuvimos que improvisar una salida. Como partido estábamos de acuerdo con la gratuidad, pero hubiéramos deseado que este proceso se hubiese llevado a cabo con más certezas, menos titubeos y más información tanto para las familias como para las instituciones. Pese a ello, más de 170 mil familias no tendrán que pagar por los estudios universitarios de sus hijos y eso es el primer logro concreto del movimiento estudiantil.

 

Más allá de los tropiezos, no se puede negar que ha habido avances notables producto del cumplimiento del programa de gobierno, los que deberían tener más visibilidad sin duda alguna. Sólo basta mencionar algunas cosas que tal vez la gente desconozca.

 

En estos años, se han invertido más de 214 mil millones de pesos para el sistema de bono por hijo que mejorará las pensiones de miles de mujeres, se ha aumentado la cantidad de médicos en la red pública de salud, más de 7 millones de recetas gratuitas se han extendido a personas de tercera edad que están en planes de salud controlada, se eliminó la cotización de salud del 5 % que pesaba sobre los pensionados más vulnerables, se inició la construcción de varios centros hospitalarios, varias medidas en favor de las empresas de menor tamaño y muchas otras acciones que muchas veces pasan desapercibidas.

 

Pareciera que el sistema político en su conjunto no generar la confianza que la ciudadanía demanda, a la vez que no comunica adecuadamente los logros. Sí, es cierto: este fin de año viene con deudas y hay que reconocer hidalgamente que el sistema de partidos, los empresarios, los gremios y las organizaciones sociales, debemos hacer bastante más para retomar una senda de crecimiento, confianza y credibilidad.

 

Las fiestas de fin de año, en especial la Navidad, ciertamente debe motivarnos a pensar y reflexionar qué país estamos construyendo, cómo podemos enmendar los errores y cómo reorientar nuestras acciones para que Chile crezca fuerte y vigoroso, pero principalmente, que ese crecimiento sea para todos y no para unos pocos.

 

Al menos desde nuestro partido, el compromiso con el país sigue intacto: queremos que la ciudadanía también se abra a escuchar y a debatir en buena lid aquellas cosas que como sociedad nos inquietan. Quien crea que el problema sólo es de la política o de las empresas, está profundamente equivocado.

 

Y con ese mismo ánimo de autocrítica es que hay que invitar a Chile a mirarse más detenidamente y ver qué es lo que podemos aportar cada uno. Deseamos a todo el país un año 2016 lleno de buenos desafíos positivos y metas alcanzables. Todo se puede hacer, pero con realismo y responsabilidad política y económica, puesto que con las esperanzas de la gente no se puede jugar.

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