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Fallo del Tribunal Constitucional: Más democracia

Por Ena Von Baer, senadora Región de Los Ríos

11 de diciembre de 2015

El fallo del Tribunal Constitucional reestablece y por lo tanto defiende un derecho fundamental de la igualdad y la no discriminación. Es necesario aclarar que Tribunales Constitucionales existen en muchas democracias y que su rol es defender los derechos de las personas frente a las posibles transgresiones de ellos por parte de las autoridades democráticamente elegidas. Esto porque una democracia no se trata solamente de elegir las autoridades, sino que además, de que estas autoridades enmarquen su actuar dentro de ciertos límites, para no transgredir los derechos de las personas. Cuando las mayorías, aunque gocen de la legitimidad de ser democraticamnte electas, comienzan a traspasar estos límites dejan de actuar democráticamente. Ejemplos de esto tenemos en varios países latinoamericanos.Imagen foto_00000002

 

El Tribunal Constitucional no atenta, como muchos dicen, contra la democracia sino que al contrario, la profundiza y defiende. Porque la política de gratuidad del gobierno vulneraba abiertamente el derecho fundamental de la igualdad y la no discriminación.

 

Porque el beneficio se entregaba en ciertas instituciones elegidas a dedo. Por lo tanto, teniendo igualdad de condiciones dos estudiantes del mismo nivel socioeconómico no tenían el mismo beneficio. Esto porque uno por estudiar en cierta institución electa de forma arbitraria tenía acceso a la gratuidad y el otro no. En términos regionales, un estudiante que estudia en la Universidad Austral tenía acceso a la gratuidad, mientras que otro del mismo nivel socioeconómico o quizá de menores ingresos pero que estudia en un Centro de Formación Técnica o Instituto Profesional no se veía beneficiado. El Tribunal por lo tanto reestablece la justicia diciendo que ante la misma situación socioeconómica el trato de parte del Estado a los estudiantes no puede ser discriminatorio.

 

El problema de la Presidente Bachelet es que no como la economía se frenó y la reforma tributaria se calculó mal, no le alcanzan los recursos para cumplir su promesa de campaña de educación gratis para todos. Como no puede dársela a todos, elige entregarle el beneficio a algunos. El problema es que esa elección la hace de forma arbitraria. ¿Qué tiene que hacer ahora? Lo que debiera haber hecho desde un principio ante la falta de fondos. Que la elección de los beneficiarios sea, como dice el Tribunal, por nivel socioeconómico de los estudiantes y no según la institución en la que estudian. Esto porque la elección a dedo que hizo el Gobierno de las instituciones que se verían favorecidas por la gratuidad, atenta abiertamente contra aquel valor que la Presidenta repite tanto y dice defender: la igualdad.

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