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Haití: una tarea que no podemos interrumpir

Por Ignacio Walker, senador por la Región de Valparaíso

30 de mayo de 2013

Imagen foto_00000014Desde el año 2004 que Chile participa de una fuerza multinacional en Haití que se ha hecho presente con objetivos muy concretos, muy claros, en los cuales hay avances, hay retrocesos y existió de por medio la tragedia de un terremoto que significó más de 240 mil muertos. Por lo tanto, hay una solidaridad básica como país, como región, para estar presente como parte de esta fuerza multinacional que también ha sido de particular relevancia y muy enriquecedora para nuestras propias Fuerzas Armadas.

 

Las operaciones de paz son el nuevo nombre que tiene, dentro de la globalización esta expresión de la solidaridad y por otra parte, frente a situaciones como guerras civiles u otras que dan cuenta de genocidios o de crímenes contra la humanidad, la comunidad internacional tiene una responsabilidad de proteger. Ese es el concepto que se impone hoy día en el Derecho Internacional.

 

Ningún Estado puede invocar la no intervención para violar los derechos humanos o para llevar a cabo una acción de genocidio. Por lo tanto, la intervención humanitaria, junto con las operaciones de paz y la responsabilidad de protección, son algunas de las manifestaciones que tiene esta presencia de Chile y esta fuerza multinacional en Haití.

 

Sin embargo, por primera vez la comunidad internacional en el caso de Haití se plantea la posibilidad de una cierta consolidación interna de la situación asociada a un horizonte de salida: Es decir, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y la fuerza multinacional de la MINUSTAH, de la que Chile forma parte, entiende que hay que dotar a Haití de recursos propios institucionales para tratar de acometer la tarea de la seguridad y más ampliamente la tarea del desarrollo y la democracia con una fuerza propia.

 

Recordemos que Haití hoy día se le estudia como un caso de Estado fallido. Por lo tanto, si es parte de nuestro barrio, de nuestro vecindario, de América Latina y del Caribe, es obvio que tengamos la responsabilidad de proteger en esta intervención humanitaria y participar en una operación de paz que permite que nuestro país esté presente en esta realidad.

 

El Ministro de Relaciones Exteriores nos señaló una fecha posible dentro de este horizonte de salida, que sería entre el 2016 y 2017,  y, por lo tanto, estamos en la idea de un plan de consolidación planteado por la MINUSTAH, pero que requiere prorrogar por un año más la presencia de las tropas nacionales como parte de esta fuerza multinacional para poder no interrumpir y dejar a medio camino la tarea que hemos acometido como país y como región.

 

Esto, en términos netos, tiene un costo efectivo para el Estado de Chile y para los contribuyentes de 24 millones de dólares aproximadamente. Creo que es un esfuerzo que podemos y debemos hacer como país.

 

Afortunadamente, la economía funciona, el país crece, se generan empleos. Por lo tanto, no podemos mezquinar recursos.

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