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  Hemos ido avanzando y no debemos retroceder

  Por Camilo Escalona, Presidente del Senado

31 de mayo de 2012

La Ley Antidiscriminación fue presentada al Congreso Nacional a comienzos del año 2005. Su aprobación definitiva en abril del 2012, indica claramente que ese proceso nada de fácil y que encontró incomprensión, rechazo y diverso tipo de resistencias.

 

Finalmente, el atroz asesinato del joven Daniel Zamudio, removió profundamente las conciencias creándose un nuevo contexto, que posibilitó llegar a nuevas propuestas de redacción en la Comisión Mixta, respondiendo a las aspiraciones de un amplísimo abanico de opiniones y sectores afectados por conductas discriminatorias, y se llegó al último trámite, adquiriendo vida más que una legislación, una nueva comprensión de respeto a la condición y singularidad de cada ser humano, que es propio de cada cual, indivisible e irrenunciable.

 

Todo ello es un avance civilizacional de Chile como nación, no pertenece a ningún grupo o partido político por separado, se trata de un patrimonio nacional.

 

De manera que el exorcismo con que se me quiere descalificar en cartelones pegados a los muros, es una pretensión inaceptable y, al mismo tiempo, absurda, pero de un fanatismo peligroso.

 

La ley ya está aprobada, así que eso es un dato de la realidad inamovible. Pero que haya quienes se atribuyen el poder de tener cautivo para sus propósitos sectarios el voto de los creyentes evangélicos, es una pretensión integrista, fanática y de una intolerancia que parece traída de siglos atrás, de los tiempos terribles de la Inquisición.

 

En todo caso, advierto que no abandonaré mis principios, seguiré condenando toda forma de discriminación, incluyendo aquella que afecta al pueblo evangélico, cuando tropieza con espesas formas de intolerancia religiosa que quisieran considerarles en inferioridad en condiciones. Tal como lo hice al presentar el proyecto sobre libertad de culto, que fuera un precedente importante para la ley que definitivamente se aprobara en el Congreso Nacional.

 

Al igual que ahora, ese fue un paso significativo en el esfuerzo de avanzar en superar abusos y conductas discriminatorias. Luego, en esa dirección, fueron las leyes hacia los pueblos indígenas. Hemos ido avanzando y no debemos retroceder, por eso espero que todos nos respetemos como lo que somos, hijos libres e iguales de la patria chilena.   

 

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