Mirar la letra chica

Es preocupante la constante actitud del Gobierno de hacer anuncios con letra chica.

En septiembre, una circular de la Superintendencia de Bancos ordenó poner fin a las ventas atadas de créditos con productos adicionales que implican otros cobros a los clientes, como cuentas corrientes o tarjetas de crédito.

Sin embargo, en pocas semanas, la ciudadanía tuvo que presenciar cómo esta medida fue revertida mediante una nueva circular que "corrige" la letra chica  y nuevamente, opta por una solución que parece dejar más tranquila a la Banca que a los consumidores.

Las explicaciones del Ministro de Hacienda son ciertamente insuficientes: intenta hacernos creer que la venta asociada o atada de créditos y otros productos bancarios en realidad sí beneficia a la gente, pues puede optar a mejores precios. Es evidente y conocido que el mercado bancario y crediticio es uno de los más imperfectos de la economía chilena, por lo que caben sanas dudas de que los consumidores se beneficien de una industria que tiene amplias garantías.

Es necesario que el Gobierno se clarifique a sí mismo, ya que el Sernac ha explicado que este tipo de normas no pueden ser aplicadas según la legislación vigente: están prohibidas las ventas atadas y punto. Ya no caben más interpretaciones ni medidas que benefician subrepticiamente a sólo unos pocos. El país espera una explicación creíble y no quiere más letra chica.

No es primera vez. Ocurrió con la venta de las acciones en algunas compañías del Presidente, ocurrió con anuncios como el del bono por 50 años de matrimonio, o la eliminación del 7% de la cotización de salud de los jubilados. Está pasando con el anuncio de aumentar las horas de lenguaje y matemáticas en el currículo escolar; claro que reduciendo las horas de Ciencias Sociales. ¿Este Gobierno piensa que es mejor tener una masa laboral preparada en los aspectos cuantitativos de la enseñanza pero sin que desarrolle pensamiento social, crítica o integración?

Los planes de reconstrucción han estado cargados de anuncios, pero lo cierto es que en algunas zonas hay evidentes estancamientos. Nadie quiere ser odioso con el Gobierno; por el contrario, queremos que las cosas caminen. Pero por lo mismo, demandamos que se deje de hacer gobierno con los medios de comunicación como catalizadores: la letra chica está agotando la credibilidad de un discurso que no se condice con la realidad.