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En los últimos 5 siglos: Conozca el barrio que ocupa el ex Congreso

El próximo domingo 31 de mayo se celebra otra versión más del Día del Patrimonio y, con esa ocasión recorremos la historia que descansa bajo los terrenos del edificio patrimonial que fue sede del Congreso Nacional entre 1876 y 1973.

24 de mayo de 2015

La manzana que ocupa el edificio del ex Congreso en la capital, ubicada entre las calles Compañía, Catedral, Bandera y Morandé, está emplazada en el centro histórico de la capital y por sus terrenos han desfilado en los últimos 5 siglos numerosos edificios, instituciones y monumentos señeros de la historia de Chile.

 

Imagen foto_00000004Hacia 1500 el célebre “Camino del Inca” que recorría todo el Tawuantinsuyo llegaba a la actual calle Bandera y según las últimas investigaciones, del arqueólogo Rubén Stehberg e historiadores como Gonzalo Sotomayor ese sector era parte de un importante centro administrativo incaico. De hecho en 2011 cuando ampliaron el Museo de Arte Precolombino, se toparon con decenas de restos de alfarería de estilo cusqueño. (Revise el video de 'Santiago antes de Santiago')

 

Por lo tanto, se acuerdo a las últimas evidencias la ocupación prehispánica ubicada en el valle del Mapocho era bastante avanzada con terrenos agrícolas con organizados regadíos y donde prosperaba la minería de oro y plata. Además hay evidencia que el barrio donde hoy está el ex Congreso contaba con distinguidos vecinos, tales como, las autoridades del Imperio (orejones, miembros de la nobleza) éstos habrían sido muertos durante la conquista.

 

VECINOS EN EL PERIODO DE LA CONQUISTA

 

Se evidencia entonces que Pedro de Valdivia realmente no fundó Santiago, sino que viajó directamente a poblarla y tomar posesión de la ciudad. Tras la conquista, las edificaciones y solares indígenas fueron saqueados y llegaron al sector de la manzana entre Catedral y Compañía, importantes conquistadores que ocuparon las primeras viviendas de la época colonial.

 

Uno de los vecinos del sector fue el alemán Bartolomé Flores (Blumenthal) –bisabuelo de la Quintrala-  quien gracias a su servicio en las huestes españolas se instaló en el sector de calle Bandera esquina Nororiente con Catedral y el obispo electo Rodrigo González de Marmolejo en Catedral esquina Noreste con Bandera.

 

Imagen foto_00000003La Compañía de Jesús en 1543 se instaló en la cuadra y hacia el sector de la actual calle Compañía instaló, el Colegio de Santiago, llamado Colegio Máximo San Miguel.

 

Hacia 1613, la congregación instaló una de las más importantes boticas de la época colonial y estaba situada en la esquina de Compañía y Bandera. Allí atendían los estudiosos hermanos que cumplían un importante rol sanitario social, pues en plena Colonia las enfermedades y epidemias causaron grandes tragedias. “La población indígena del continente sucumbió por millones frente a las enfermedades infecciosas de los conquistadores. Durante el resto de los siglos coloniales, pestes y epidemias de disentería, tifoidea y sobre todo la mortal viruela, causaron estragos en los campos y ciudades de Chile. En torno a esta dramática realidad surgió la medicina colonial, su enseñanza y su práctica, en la cual convivió el sistema de salud ligado a la administración hispana junto a la medicina popular” (Fuente www.memoriachilena.cl ).

 

Tan vital era el rol de esta botica que cuando los jesuitas fueron expulsados el año 1767, su encargado el hermano suizo José Zeitler, tuvo que permanecer cinco años más pues no había quien se encargará de la botica.

 

CASAS DE ESTUDIO Y JESUITAS

 

Mientras tanto, el 8 de agosto de 1621, los jesuitas también obtuvieron privilegio de universidad para su Colegio Máximo de San Miguel, conocido también como Universidad San Miguel, por bula del Papa Gregorio XV que llegó a Santiago en 1623. En tiempos coloniales hubo antes de la creación de la Universidad de San Felipe; tres universidades, dos jesuitas y una dominica.

 

Imagen foto_00000006En agosto de 1767, los jesuitas son expulsados de Chile y de los territorios hispanos de América y tuvieron que dejar las dependencias que ocupaban hasta entonces. La mayor parte de los jesuitas chilenos que partieron al exilio se refugiaron en Italia, donde prosiguieron su fructífera labor cultural y religiosa, ahora inspirada en la patria lejana y prohibida.

 

Los terrenos que hoy ocupa el ex Congreso se redestinaron pero mantuvieron su inspiración educacional, en 1778   se promulgó el decreto que ordenó la apertura del colegio Convictorio Carolino, en la sede de los jesuitas expulsados.

 

Así el 10 de abril de 1778 en una solemne ceremonia, se inauguró el nuevo Convictorio con la presencia del  Capitán General y Gobernador, Agustín de Jaúregui. Allí se enseñaba latín, teología, filosofía y las primeras letras del idioma español.

 

CENTRO EDUCACIONAL EN LA INDEPENDENCIA

 

Este Colegio sería fundamental para el desarrollo de la educación en la época colonial y, posteriormente con la Independencia en 1813 fue integrado al Instituto Nacional que fue fundado en el mismo edificio de la Compañía de Jesús por José Miguel Carrera, Juan Egaña y Manuel de Salas.

 

Algunos de los primeros alumnos que recorrieron sus aulas en el edificio que hoy ocupa el ex Congreso, fueron Diego Portales, Manuel Bulnes y José Joaquín Pérez. Tras la derrota de los patriotas en el desastre de Rancagua, este instituto fue clausurado el 17 de diciembre de 1814. (Revise la cápsula histórica sobre la Patria Vieja)

 

En la década de 1830, con la naciente República llegan nuevos profesores para revitalizar el Instituto, como Andrés Bello y Antonio Gorbea, quienes modernizaron sus planes de estudio. No obstante, el edificio siguió siendo el mismo hasta 1850 cuando finalmente se trasladó a la calle Nueva San Diego, hoy Arturo Prat.

 

LA REPÚBLICA Y UNA SEDE PARA EL CONGRESO

 

Una vez disponible el solar donde se emplazó el antiguo edificio del Instituto Nacional se dictó una ley en 1854 que otorgó los fondos para la construcción del futuro edificio del Congreso Nacional. Hasta antes de esa fecha, ambas Cámaras del Poder Legislativo habían sesionado en forma separada y errante en varios edificios, como el Tribunal del Consulado, ubicado en la cuadra del frente, donde hoy funciona el Palacio de Tribunales, e incluso en forma provisoria en Valparaíso.

 

No obstante, la construcción de la nueva sede del Congreso fue bastante lenta y estuvo cruzada por muchas dificultades. Los trabajos sólo se iniciaron en 1857,  con los planos del primer arquitecto encargado: el francés, Claude Brunet des Baines.

 

Imagen foto_00000008Tras el fallecimiento del profesional, la obra quedó a cargo de Lucien Hénault pero en 1860 se detuvo la construcción por falta de fondos. Unos meses después prosiguió pero una tragedia que enlutó la sociedad santiaguina de la época incidió en un nuevo traspié e incluso motivó la modificación de los planos originales.

 

El incendio de la vecina Iglesia de la Compañía, ocurrido el 8 de diciembre de 1863 dejó casi 3 mil víctimas, provocando una masiva consternación, entre autoridades, deudos y la ciudad en general.

 

Como resultado la construcción del Congreso se retrasó y obtuvo un nuevo emplazamiento, considerando que el antiguo solar, testigo de la horrible tragedia sería una plaza donde se levantaría un monumento a las víctimas.

 

Así la obra se retomó en 1870 bajo la dirección del arquitecto chileno Manuel Aldunate y se entregó hacia el año 1876 por el italiano Eusebio Chelli. Finalmente, el elegante edificio de estilo neoclásico fue inaugurado, aún inconcluso, el 1 de junio de 1876, durante el gobierno de Federico Errázuriz Zañartu

 

El ala poniente fue ocupada por el Senado y el ala oriente por la Cámara de Diputados. Entre ambas se encuentra el Salón de Honor, lugar de reunión del Congreso Pleno.

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