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Tenemos que avanzar en eficiencia energética

Por Antonio Horvath, senador por la Región de Aysén.

22 de junio de 2012

ImagenSi miramos la página web del Ministerio del Medio Ambiente podemos tener un pormenorizado detalle de todas las localidades que tienen estado de contaminación del aire grave, crítico o están en condiciones de pre o saturación. Por mencionar algunos: Calama, Huasco, La Calera, Quillota, Concón, Puchuncaví, Quilpué, Viña del Mar, Los Andes, Puente Alto, Cerrillos, Cerro Navia, El Bosque, Independencia, La Florida, Pudahuel, Quilicura, Santiago, Talagante, Mostazal, Rancagua, Rengo, San Fernando, Curicó, Talca, Chillán, Coronel, Padre de las Casas, Temuco -que tiene un caso especial-, Osorno y Coyhaique.

 

Por primera vez se ha hecho una norma de calidad de partículas de 2.5. Estamos hablando de 2.5 micrómetros, o sea, milésimas de milímetros. Es algo que es 100 veces más delgado que el cabello. Y la que teníamos antes -que también se mide- es la de 10 micrones. Que está entre 25 y 100 veces más delgado que el pelo.

 

Conviene hacer esta diferencia por el origen y las características de las micropartículas. Las del PM10 son más bien compuestos inorgánicos, y las PM2.5 son orgánicos y también tienen metales pesados. Unas tienen moho, polen, además; pero las PM2.5 provienen de la emisión de vehículos. Desde luego que los efectos en la salud, de las más finas, son muchísimo más grave.

 

Esto también permite orientar ciertas políticas, porque no se puede hacer una ciclovía al lado o dentro de un camino, ya que está obligando a una persona que hace un esfuerzo y que respira más bien por la boca, a estar captando las emisiones de los vehículos. Del mismo modo, esto posibilita no solamente medir la contaminación del aire, en este caso, en lo externo, sino que también en lo interno. La contaminación que hay en los hogares chilenos por las características de calefacción, limpieza, etcétera, es a veces mucho más alta y tóxica que la que tenemos afuera.

 

En esta materia se han hecho bastantes adelantos para implementar los monitoreos y tomar las decisiones correspondientes. Está el caso de las normas de emisión para centrales termoeléctricas, para las fundiciones de cobre, las normas de emisión para los calefactores a leña; se está avanzando en todo lo que son vehículos livianos, medianos y pesados; hay planes de prevención y planes de descontaminación, y algunos de ellos - específicamente en el caso de Coyhaique-, donde hay comprometidos 3 mil cambios de calefactores que permiten hacer un efecto directo por la cantidad de población que tenemos. En tal sentido, podemos decir que en el período del actual Gobierno cambiamos a leña seca; cambiamos los calefactores, bajamos en PM10 y en PM2.5 en esa zona.  Eso es lo que hay que hacer para el resto del país.

 

No obstante, los modelos decisionales que se están utilizando, como el ICAP (el Índice de Calidad del Aire referido a Partículas) se refiere a promedios de 24 horas, que es lo que se hace con los índices de calidad del aire a nivel internacional. Pero son promedios. Uno puede estar muy mal en un momento dado, y mejor en otro. Y ese promedio no permite tomar una decisión en zonas de latos niveles de contaminación como Santiago, Padre Las Casas, Coyhaique y otras más.

 

Desde luego, la solución está en revisar las normativas, cosa que se está haciendo, pero también en algo mucho más de fondo, que es incentivar las energías limpias. Es allí, donde creo que queda muchísimo por hacer.

 

Por la vía de la eficiencia energética, tenemos la posibilidad en nuestro país, sin tener que hacer termoeléctricas ni megaproyectos hidroeléctricos a 2 mil 300 kilómetros, de dejar de hacer 2 mil 600 megawatts. Eso ha sido calculado por la propia Agencia de Eficiencia Energética. Estamos hablando de aquí al año 2020,  que está ad portas.

 

Por otra parte, está la cogeneración. Todos los sistemas de aire acondicionado y todos los sistemas de calefacción, tienen la posibilidad de asociarse y obtener electricidad de ellos. Hay proyectos pilotos del Ministerio de Salud, como, por ejemplo, en el hospital de Coyhaique con la Agencia de Cooperación Alemana. Y el potencial que nosotros tenemos para sacar, obtener electricidad de ello, es 2 mil megawatts. Eso está a la mano.

 

Las energía renovables no convencionales no prosperan porque tenemos un sistema institucional, un sistema legal, cerrado, que este Senado ha aprobado abrirlo a través de la ley 20/20. No obstante, llevamos 5 Ministros de Energía y esperamos que el actual, Jorge Bunster, empuje este proyecto en la Cámara de Diputados. Pero a ello hay que asociarle los derechos de agua para hacer pequeñas y medianas centrales hidroeléctricas de pasada. Necesitamos un manejo integrado de cuencas y recuperar las aguas para que se puedan utilizar en forma rápida y expedita.

 

Lo mismo pasa en el caso de las tierras a través de Bienes Nacionales, para permitir que las eólicas se puedan instalar.

 

Creo que con esto podemos resolver en cada una de las localidades, de acuerdo a sus características, los problemas planteados. Pero para eso se necesita fiscalización, institucionalidad, presupuesto y participación de la comunidad.

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