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  Una discusión necesaria

  Por Alejandro Navarro, senador por la Región del Bíobío.

1 de septiembre de 2011

ImagenTenemos un debate respecto del lucro asociado a la calidad. Y la verdad es que, de las 500 mejores universidades del mundo, las 100 mejores son todas sin fines de lucro. Y Chile no calza dentro de ese ranking de las 500 sino en el lugar 480. Y  la mayoría de origen estatal, que no se financian con el lucro, porque tal como lo han dicho Oxford, Harvard, Cambridge, subsisten con aportes del Estado más las donaciones de quienes forman.

 

Cuando hay lucro los dueños de la universidad no se encargan de gastar en investigación, se encargan de tener utilidades. Las universidades sin fines de lucro solo reinvierten, de tal manera de maximizar su rentabilidad educativa, sumar más eficiencia en investigación.

 

Por otra parte, en Chile el 85% del peso del pago de la universidad recae en la familia, lo que significa que para estudiar hay que endeudarse. Ese es el tema que hoy día debaten los estudiantes en la calle, y es el tema que queremos terminar.

 

Y aquí surge la pregunta de si este Gobierno de Derecha está dispuesto a defender el lucro también en la educación, a considerarlo un bien de mercado, un bien de servicio, o definitivamente vamos a cambiar el eje para conciliar un bien público, un derecho.

 

Este proyecto que regula el lucro en las universidades no estatales apunta, básicamente, a intentar corregir lo que se instaló en 1981 y que fue asentándose sin poder modificarlo.

 

Durante 20 años no hubo debate o no se quiso hacer el debate. Y ahí hay una autocrítica para los Gobiernos  de la Concertación, pero también para la Derecha, que era Oposición. Este es un pecado del cual muchos tienen que rendir cuenta o debemos rendir cuenta. Pero ha llegado la hora de cambiarlo.

 

Estoy tremendamente preocupado por lo que va a pasar en la reunión "cara a cara" con el Presidente, porque ya el Ministro de Educación Felipe Bulnes fijó posición respecto del lucro.

Yo estoy preocupado porque este movimiento va a seguir. Y, en definitiva, más allá de los esfuerzos que hemos hecho al aprobar un proyecto que busca terminar el lucro en todos los niveles de la educación, o este, que apunta a terminarlo  en la educación superior, claramente, el Gobierno persiste en su decisión de defenderlo.

 

El tema es cuánto va a gastar el Estado y cuánto van a gastar las familias. La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) nos informa que gastamos el 0,3% del Producto Interno Bruto (PIB) en educación superior. El promedio de los países que integran la OCDE es 1,7% del PIB, llegando hasta el 4%; mientras que la inversión global en educación, es del 10%. En Chile la inversión pública no supera el 3%.

 

Por tanto, aquí hay un debate sobre la mayor inversión del Estado en educación y, particularmente, en cómo financiamos ese mayor aumento de gasto en educación o de inversión en educación. Y eso lleva a otro debate sobre una reforma tributaria.

 

Hoy día las universidades se gastan $22,5 millones, $30 mil millones en publicidad. Lo que no gastan en investigación, las universidades se lo gastan en publicidad. Salen a competir por atraer a los jóvenes, no con los elementos de la mejor calidad de la educación, con la infraestructura, con el estatus, con la localización.

 

Es por eso que hemos dicho que en educación superior se requiere una función de lo público en reemplazo de lo que hay ahora. Queremos terminar con el lucro en la educación superior. Así lo hemos dicho. Y es por eso que cuando se habla de que Chile no está en condiciones de poder asumir esta carga o este gasto, yo les digo la pregunta que nos tenemos que hacer es quién paga este gasto. Y ese debate sí lo queremos hacer.

 

Yo apoyé al Presidente Sebastián Piñera cuando se hizo la reforma tributaria para financiar la reconstrucción, y siento que este debate también va a llevar a una reforma tributaria, porque para hablar con seriedad hay que hablar cómo lo financiamos, y aquí hay que hacer ajustes que yo creo que también el país va a estar dispuesto.

 

Este proyecto ha sido la fórmula que hemos empleado para poder abrir el debate de cómo seguimos en la educación superior, cómo evitamos que sigan lucrando y violando la ley. Y lo que queremos no es solo regular o transparentar; queremos terminar con el lucro.

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